martes, 2 de noviembre de 2010

La mentira mas grande del mundo I

Siempre he odiado a las personas que dicen mentiras, cuando una o muchas personas se acostumbras a decir mentiras, el problema aumenta. Cuando todos dicen la misma mentira, existe un problema, y cuando esa mentira se repite desde el origen de nuestra era, el problema es inmenso.
Las mentiras se convierten en costumbres y la costumbres se hacen leyes, al final todos vivimos una mentira la cual complace a la mayoría y se da por sentado que la mentira es lo que procede.
Algo así sucedió con la religión cristiana y sus orígenes, el hijo no legítimo de un carpintero nació, al que llamaron Jesús, se supone que era hijo de José y María, de ambos, o de ella y otro (esto nunca se sabrá o si se supo durante un tiempo, un romano enamorado de la chica, un cliente, que mas da, se ocultó durante el tiempo necesario hasta que la gente dejó de preguntar), le dijeron que era especial y el mito del hijo de Dios creció entre las gentes mas humildes.
Aquí tenemos ya una mentira, pero bueno, que mas da, el chico nació, fuera hijo de quien fuere, creció con sus amigos, seguro que en una milicia contra el imperio que por entonces aplastaba el mundo conocido, detenido varias veces por alterar el orden, por reunión, por conspiración, etc.
Al final lo cogieron y el hijo del carpintero dio ejemplo de ciudadanía, tras una paliza cruel (todas las palizas lo son)lo mataron con las herramientas que acostumbraban a utilizar, allí grito al cielo desesperado hasta que uno de los guardias lo mató de un lanzazo en el costado cuando ya estaba hasta los duendes  de el, no lo dejaba dormir, o llegaba el cambio de guardia, o vete a saber.
El caso es que tras el duelo, donde sus amigos bebieron mucho por la pena, y luego mas de uno soñó que este seguía vivo.
La história oficial la conocemos todos, y el que no ya sabe.
Bueno, parece ser que todo el mundo da por válido que esto pudiese ocurrir, que Jesús muriese con 33 años como nos cuentan y que su viuda o amiga fuese relegada a un amigo hermafrodita (San Juan) por una Iglesia represiva del sexo femenino, en la cual la mujer era monja o puta, sin existir el término medio. Esta, la Iglesia, auto-heredera de todo lo concerniente a este tema, modeló y definió durante siglos el contenido de esta historia, ajustándolo a su medida, en lo que he dado en llamar "La mayor mentira de la Historia".


Esta reflexión no va contra la historia, ni contra las persona, va en contra de la institución, la organización jerárquica llamada Iglesia, de su funcionamiento y de las atrocidades incontables que se han producido durante veinte siglos y lo que llevamos de este, que con toda seguridad no va a cambiar

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