Esta imagen puede parecer prosaica, propia de una época del año en la que a los niños se les implica en la religión cristiana, durante un par de años, la sociedad ve legítimo que los niños comiencen a ver la fe cristiana como una amiga a la que le abrimos el alma y confirmamos la fe que nuestros padres iniciaron con el cristianismo.
El día del bautizo el cura intenta implicar a padres, padrinos y familiares en que el bautizo implica educar a los niños en la fe y en el buen camino.
Los niños crecen en la ignorancia en la mayoría de las familias que tienen fe, pero así, así, luego crecen y cuando menos se espera comienzan a tener mensajes erroneos de los padres, amigos y familiares, hay algo en esta vida que esta por encima del hombre en el que hay que creer, que una vez al año nace y este nacimiento implica regalos, después el niño recibe regalos mágicos de unos reyes que vienen cargados de magia y de mas regalos.
En un par de años esa falsa ilusión se convierte en una ilusión consumista del que ninguno somos capaces de prescindir, cuando media diciembre, todos babeamos como los perros de Paulov, en pos de esta falsa creencia todos gastamos lo que no tenemos, la ansiedad nos corroe y nuestra vida depende de que nazca el niño "Tisú", nuestros ojos se llenan de lágrimas al ver sus caritas que no son otras que las nuestras ansiosas de consumir. los regalos se desparraman por el primer mundo a raudales, los niños sus videojuegos, los adultos de nuestros tables y teléfonos todopoderosos, que triste, el segundo mundo se conforma con una patineta y una muñeca de plástico, y el tercer mundo aumenta su hambre.
El lento pasar de la infancia implica un lavado intenso de la mollera de los niños, todo implica la obediencia ciega de los menores a los caprichos de la fe, todo culmina con la catequesis. El culmen, aquí dejamos a nuestros nños